La adquisición del lenguaje es un proceso activo, en el que el niño, siguiendo un ritmo propio y personal, aprende a recibir y emitir mensajes. En este proceso intervienen diferentes variables. – Ambientales (riqueza y variedad de estímulos) – Personales (capacidades sensoriales e intelectuales) – Afectivas (variables emocionales) Un adecuado desarrollo de las capacidades lingüísticas facilita el proceso evolutivo de todas las dimensiones psicosociales y del aprendizaje.

A lo largo de este desarrollo, el niño, con un ritmo propio, pasa por diversas etapas, cuyos signos son indicadores de una adecuada evolución lingüística, y que su ausencia o alteración, nos debe alertar sobre la conveniencia de una observación más detallada y en ocasiones profesional.

Algunos de los signos que deberían alterarnos, y por lo tanto observar, son los siguientes:

Si su bebé es silencioso y no balbucea durante los primeros meses. Que entre los 12 y 24 meses no comprenda órdenes sencillas (señalar con el dedo algo que se le nombra, negar con la cabeza, decir adiós con la mano,…) ni desarrolle un habla espontánea. Que, alrededor de los 2 años, no pronuncie palabras parecidas a las del lenguaje establecido. – que sobre los 3 años y medio, su habla no pueda ser entendida por personas que no forman parte de su núcleo familiar.

SI UN NIÑO DE 2 AÑOS Y MEDIO NO HABLA ES IMPORTANTE DISCRIMINAR:

– Si comprende el lenguaje, lo que se le dice.
– Si puede haber alguna lesión neurológica, sensorial (de la audición) o motriz (ha de poder «hacer» lo que oye) o déficit en los órganos de fonación.
– Si cuenta con un nivel de inteligencia suficiente; lenguaje e inteligencia van muy unidos.
– Si le rodea un ambiente adecuado (de buena estimulación).
– Si le rodea algún problema más de tipo psicológico, que pueda estar influyendo en dicha adquisición (algún bloqueo emocional, nacimiento de un hermanito,…).

ALGUNOS DE LOS PROBLEMAS MÁS FRECUENTES EN EL DESARROLLO DEL LENGUAJE SON:

  • Dislalia: incapacidad para pronunciar, o hacerlo correctamente, un fonema o un grupo de fonemas. (Leer apartado de pronunciación) – Disfonía infantil: Dificultad o alteración en la producción de la voz desde el nacimiento hasta la pubertad. Fatiga los músculos de la laringe. Puede aparecer o no alteración laríngea o por un trastorno orgánico. Puede ser crónica o transitoria. – Tartamudez o disfemia: dificultad para mantener la fluidez normal del habla, dando lugar a la repetición rápida de sonidos y/o sílabas, provocando bloqueos al intentar pronunciar una palabra. Las manifestaciones más evidentes son :Repetición, pausas y prolongaciones de sílabas, bloqueo al inicio de la palabra, errores gramaticales, usar palabras cuyo significado no corresponde a lo que se quiere decir y errores en la entonación (prosodia) (Leer apartado de tartamudeo)
  • Farfulleo: Es una alteración en la fluidez del habla caracterizado por una excesiva rapidez y atropello en el discurso. Articulación desordenada. Incluso puede confundirse con el tartamudeo.
  • Afasias: Trastorno del lenguaje producido por alguna lesión cerebral, después de que el individuo haya adquirido el lenguaje. Existen diferentes tipos:
    • Afasia de Broca (afasia motora mayor): en este síndrome predominan la insuficiencia de los aspectos motores del lenguaje y de la escritura, acompañado de agramatismo y en algunos casos trastornos de comprensión del lenguaje. Además suele existir hemiparesia(disminución de la fuerza motora) y problemas sensoriales en el lado derecho. Con el tiempo la comprensión mejora, mientras que las dificultades de lenguaje y escritura persisten, debido a una apraxia del aparato linguobucofaríngeo. A medida que mejora el paciente es capaz de hablar en voz alta, aunque las palabras son anunciadas con lentitud y con mucho trabajo. La articulación y entonación (prosodia) están alteradas. Debido a estos aspectos existe poca fluidez, la acentuación de las palabras y frases es inadecuada, a veces hay tartamudeo. El lenguaje consiste principalmente en nombres y adjetivos y se omiten las palabras funcionales como artículos, preposiciones y conjunciones, lo que da al lenguaje un estilo agramatical y telegráfico. En la afasia de Broca, además del lenguaje hablado está afectada la comunicación escrita. Debido a la parálisis de la mano derecha estos pacientes no pueden seguir escribiendo con la misma. La alternativa es enseñarles a escribir con la mano izquierda o también aprovechar las nuevas tecnologías para posibilitar la comunicación.
    • Afasia transcortical motora: En este caso se presentan problemas parecidos a los de la afasia de Broca. Suele deberse a una lesión subcortical pequeña por encima del área de Broca. Este tipo de afasia se manifiesta en un déficit en la producción del habla, especialmente en la iniciación y la espontaneidad. La repetición está bien preservada, en cambio en la conversación se observan dificultades de organización e iniciación del habla. La articulación suele presentar escasas a nulas dificultades y la comprensión del lenguaje está preservada. La producción de nombres de lugares y personas no suele estar afectada. El problema aparece si el paciente tiene que responder con una o varias frases.
    • Afasia de Wernicke: El habla es en este caso fluida, aunque con un elevado número de sustituciones y parafasias. A esto se unen las dificultades de comprensión. La afasia de Wernicke suele depender de una lesión en la porción posterior de la primera circunvolución temporal del hemisferio izquierdo. En estos pacientes, la comprensión del lenguaje suele estar muy deteriorada, en los casos graves y en la fase aguda puede existir una incomprensión total. Por otra parte, el habla es fluida y correctamente articulada y el contorno del ritmo se asemeja al del habla normal, aunque se caracteriza por numerosas parafasias (sustitución de palabras por una expresión fonémica o semántica semejante) o paragramatismos (frases incoherentes desde el punto de vista lógico o gramatical). En comparación a la afasia de Broca en este caso están presentes las palabras funcionales, pero hay confusiones semánticas y gramaticales de bulto. Generalmente la lesión que produce la afasia de Wernicke deja intacta el área motora por lo que no existe parálisis del lado derecho. Por ello, muchos pacientes pueden escribir, incluso conservan su escritura premórbida, aunque el contenido suele ser desorganizado y confuso, asemejándose al habla. En la afasia de Wernicke, una vez pasadas las fases aguda y subaguda, la comprensión auditiva suele mejorar y la parafasia se reduce
    • Afasia global Los trastornos del habla son severos, existen problemas de fluidez y de comprensión. La comunicación suele estar afectada de manera severa. En la mayoría de los casos los pacientes logran decir únicamente unas pocas palabras y su comprensión del lenguaje es igualmente muy limitada, no pueden leer ni escribir. La recuperación suele ser posible y relativamente rápida.
    • Afasia de conducción: Se denomina al síndrome en el que la repetición está gravemente afectada. Se considera una afasia fluida con comprensión casi normal. El síntoma más característico de este tipo de afasia es la dificultad para la repetición que aparece en especial en palabras polisilábicas, que se convierten en auténticos trabalenguas. También existes problemas en la selección apropiada de las palabras y la correcta secuenciación fonémica dentro de palabras individuales
    • Afasia anómica o amnésica: Se caracteriza por la dificultad de encontrar palabras de uso común. La anomia es una componente de prácticamente todas las afasias fluidas, la afasia de Wernicke y la afasia de conducción. Únicamente si la anomia aparece de modo relativamente aislado se habla de afasia anómica.
  • Disfasias: se define como un trastorno severo del lenguaje, tanto en la comprensión como en la producción y cuyas causas no se explican por problemas sensoriales, intelectuales,neurológicos,…. Puede ir acompañado de otras alteraciones lingüísticas, como: alteraciones de la comunicación, falta de desarrollo del juego, problemas de memoria, atención, hiperactividad,… Existen dificultades en:
    • Expresión: Alteraciones práxicas: dificultad para organizar secuencialmente los movimientos necesarios para producir lenguaje oral. Alteraciones fonológicas: referidas a la estructura silábica (omisiones silábicas, omisiones de consonantes iniciales y finales, omisiones de sinfones enteros… asimilaciones y sustituciones, pérdida de sonoridad). Y, dificultades para organizar secuencias de fonemas. Alteraciones morfosintácticas: dificultades en la adquisición de los morfemas (número, género, morfemas verbales). Omisión de elementos gramaticales (incapacidad para organizar los elementos de la frase en base a claves gramaticales). Menores dificultades de organización gramatical, pero acompañadas de un déficit léxico claro, de almacenamiento y de recuperación.
    • Comprensión: Déficits muy severos en la comprensión del lenguaje. Se comporta como si fuera sordo. Las alteraciones en la comprensión persisten o pueden ser algo menores, pero se combinan con una salida verbal incoherentemente organizada a nivel gramatical, ocasionalmente ecolálica.
    • Cognición: Dificultades en el juego simbólico. Déficit en la construcción de imágenes mentales. Déficit en la memoria y en el procesamiento secuencial. Déficit en la memoria auditiva a corto plazo. Alteraciones de la estructuración del tiempo y el espacio. Heterogeneidad en los resultados de las pruebas de inteligencia.
    • Percepción: Dificultades en la discriminación de los estímulos auditivos. Mayor tiempo de latencia, sobre todo, ante estímulos auditivos. Déficit perceptivo para las frecuencias conversacionales.
  • Mutismo selectivo: el mutismo selectivo es un trastorno de la ansiedad de la niñez que se caracteriza por la incapacidad del niño para hablar en determinados lugares como la escuela y que sin embargo puede hablar normalmente donde se encuentra cómodo, como en casa. En más del 95% de los casos, este trastorno está asociado a la ansiedad social, lo cual explica que el ambiente escolar represente uno de los lugares más ansiógenos para el niño mútico que al ingresar a una actividad colectiva se hace más manifiesta. Aunque sea difícil de detectar en el niño pequeño, las señales de alerta están ya presentes, a menudo, en los niños de guardería (no habla, no llora, cara impasible, mirada huidiza). También puede darse en otros ámbitos que no sea el escolar.
  • Habla telegráfica: éste habla corresponde a la etapa del lenguaje que sitúa al niño entre los 18 y 24 meses aproximadamente. Una ve pasado este periodo, habría que consultar con un especialista, si es que nuestro hijo sigue teniendo un habla con frases del tipo: «mamá sienta», «dame pelota», «quiero más».