¡Septiembre! Ya estás aquí, y con todo lo que eso supone. Es un mes de cambios, de adaptaciones, tanto para grandes como pequeños. Sentimos que los días son más cortos, comienzan los cambios de tiempo causando muchas veces tristeza otoñal y es que las vacaciones de verano se han esfumado para dar paso a los madrugones, los horarios, las responsabilidades, etc. Esta situación puede llegar a ser muy traumática y desconcertante para todos.

Los niños han pasado tres meses en los que lo más probable es que sus horarios, rutinas y actividades se hayan alterado por completo. No han habido madrugones, ni deberes, el horario ha sido más flexible para irse a la cama,…Los padres nos relajamos y los niños adoptan los nuevos hábitos encantados. Pero en unos días, comenzará a sonar el temido despertador, las mañanas se convertirán en ¨peleas¨para no llegar tarde a trabajar o al colegio, el momento de irse a la cama será una batalla campal, etc. Llegarán la hora de las responsabilidades, de las rutinas, los deberes, las actividades extra escolares para padres e hijos. Ya no tendremos tanto tiempo para el ocio. Los niños dispondrán de menos tiempo para dedicar a sus juegos y los adultos menos tiempo para relajarse, leer, juntarse con amigos, etc.

Este cambio, implica tener que volver a organizarse y para ello queremos ofrecerte algunas pautas, para que el conocido Síndrome Postvacacional sea más llevadero.

1_ Poco a poco. Lo mejor es ir entrando de una forma progresiva y no entrar de golpe. Mucha gente aprovecha hasta el último día para regresar a casa. Es preferible que vuelvas unos días antes para irte familiarizando con la rutina, o que estando aún en tu destino de relax comiences a establecer ciertos hábitos, como los horarios.

2_ Orden. Pon orden en todo en todos los aspectos de tu vida. Cuanto más organizado tengas todo, menos espacio para el caos y la desesperación aparecerán. Acordad quién se va a responsabilizar de quién o qué, Organizar espacios para el tiempo libre de cada uno. Anticipa qué es lo que puede suceder.

3_ Ilusiónate. Como se hace en fin de año, márcate nuevas metas, propósitos, objetivos. Establece un plan de acción y ve a por ello. Busca esas píldoras que hacen que te mantengas vivo. Comienza probando una actividad nueva, planificando el próximo viaje, venciendo algún miedo. ¡Tú puedes!

4_ No queda otra. Todos estamos en las mismas. Así que no te instales en la queja. No conseguirás nada quedándote ahí. Los días pesarán más sin que puedas cambiar la situación de tener que volver a la rutina. Piensa que los hábitos son saludables y date pequeños respiros programados cada cierto tiempo para salir de la queja y conectarte con emociones más positivas.

5_ Modo Zen. Medita, relájate, ponte en sintonía con aquello que consigue calmarte. Pon atención en todo lo que haces y se consciente de cada detalle que aparece a lo largo del día y disfrútalo.

Con los más peques, haz lo mismo. Id poco a poco. Anticípales qué es lo que va a ocurrir. Háblales con cariño y transmítele afirmaciones positivas de lo que se van a encontrar. ¨Vas a volver a ver tus amigos¨ ¨Vas a ir a tus clases favoritas¨¨Vas a estar con la profe que tanto te gusta¨  Ayúdale a organizar el material escolar y que se vaya familiarizando. Si son muy pequeños, dejarle primero unas horas al día en el centro para poco a poco ir aumentado la cantidad de tiempo. Daos una vuelta por los alrededores del colegio un par de días antes. E ir anticipando cuáles van a ser los nuevos horarios y qué es lo que esperamos de ellos.

¿ESTÁIS PREPARADOS? Bienvenido Septiembre.